Hace unas semanas el rublo era el eje de las noticias debido a las sanciones impuestas por EE.UU. y la UE, sin olvidar la exclusión del gas ruso del mercado internacional. Pero ahora con la decisión de Putin de exigir el pago del gas en rublos da vuelta la jugada en este convulsionado mapa geopolítico.

¿Una gran jugada de Putin exigir el pago del gas en rublos?

Rusia es uno de los principales exportadores de gas y petróleo en el mundo como ya os contamos en artículos anteriores. El conflicto con Ucrania quitó de un plumazo al gas y petróleo ruso de forma arbitraria, lo que a priori era señalado por los gobernantes como un triunfo. Pero Putin ni lerdo ni perezoso decidió dar un giro en el mercado e intentar poner nuevamente al rublo en circulación exigiendo el pago del gas en rublos.

Esta medida llevaría a EE.UU. y la Unión Europea a ir en contra de sus propias medidas de excluir cualquier tipo de transacción con Rusia y su moneda. Si es que deciden responder a la decisión del gobierno ruso. Mientras tanto, Gazprom ha seguido enviando gas con destino al viejo continente.

¿Qué podría suceder entonces?

En este escenario solo existen dos posibilidades según los expertos:

  • Que los compradores acepten la medida
  • Que se nieguen a pagar en rublos y se cancele el contrato

Esto también permitiría al Banco Central de Rusia recibir las divisas extranjeras que no puede obtener debido a las sanciones. Esto también permitirá fortalecer a la moneda rusa al haber una mayor demanda de la misma por la necesidad de aquellos que prohibieron  las transacciones tras el inicio del conflicto entre Rusia y Ucrania.

No obstante, Rusia puede seguir accediendo a monedas extranjeras con aquellos países con los que aún mantiene las relaciones comerciales abiertas como China o India.

Los expertos también advierten que esto puede conllevar a dudas en cuanto al valor real del gas ruso en el corto plazo.

pago del gas en rublos

La crisis energética sigue aún presente

A pesar de todas estas idas y vueltas, la crisis energética es la gran preocupación que se avecina para los gobiernos europeos con la reducción de su principal importador energético, aunque ya está EE.UU. enviando su energía oportunamente.

El panorama de aquí a fin de año se ve bastante incierto con respeto a cuanto se pagará el coste energético, que afectará principalmente al ciudadano de a pie. Los representantes gubernamentales se debaten en torno a cómo deberán actuar ante esta situación. ¿Volverán a importar gas ruso si se termina el conflicto? ¿Seguirán bloqueando al mismo? Si es así. ¿A quién le comprarán y cuantos euros o dólares deberán desembolsar?

Tras alcanzar prácticamente 160 rublos por cada dólar a principios de marzo, el USD/RUB cae hasta 85.25 rublos al cierre del martes.

¿Entonces quién ganará esta pulseada?

En este escenario queda claro que la presión se puede aplicar de ambos lados. No solo del lado de la OTAN, sino que también por parte de Rusia. Es como obligar a quien te niega una mano, obligarle a que te ayude de todas formas. Lo cierto es que aquí no se ha tenido en cuenta los efectos colaterales de las medidas. Aquí no hay buenos o malos, solo intereses de ambos lados que van más allá de los titulares que los medios nos inundan constantemente para que tomemos partido por un lado o por el otro. ¿Pero quién toma partido por los ciudadanos?

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